Por Lorena Torres Bernardino
En las últimas tres décadas, el mundo ha sido testigo de una redefinición en los esquemas de desarrollo, uno, en donde existen límites planetarios, y en donde los mecanismos de acción y participación deben considerar una gobernanza multinivel. Esta visión para afrontar los problemas globales no es tan nueva ya que, desde 1987, se proclamó el primer concepto de desarrollo sostenible, a través del Informe de la Comisión de Bruntland , como un “desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades”. Ante esto, en el año 2000 surgen los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los cuales contaban con 8 líneas específicas de desarrollo humano. Y en 2015 se crean los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que cuentan con 17 puntos específicos, 169 metas y 230 indicadores Mismos que responden, a su vez, a un panorama aún más ambicioso: la Agenda post 2015 , o Agenda 2030 .
Cabe destacar que los ODS combinan cuatro ideas principales:
- “No dejar a nadie atrás”, es decir reforzar las metas y estrategias que se tenían desde los ODM, a partir de la inclusión activa de los actores y las metas.
- Definir las bases, a partir de un conjunto de derechos y de servicios que deben ser garantizados a todos los individuos.
- Tomar en consideración los límites impuestos por la naturaleza y la capacidad de las tecnologías disponibles.
- Reforzar las capacidades públicas aplicadas y apoyarse sobre instituciones abiertas.
Así, varios espacios han llevado a cabo acciones para fortalecer las innovaciones emprendidas por el sector público, tal es el caso del Foro de las Naciones Unidas para el Sector Público . En particular, el Objetivo 16 de la Agenda 2030 , promueve la existencia de sociedades pacíficas para el desarrollo sostenible, la provisión de acceso a la justicia para todos, y la construcción de instituciones poderosas y responsables. Existe un reconocimiento global de que las instituciones públicas deben construirse bajo parámetros de responsabilidad e inclusión a través del trabajo normativo, analítico y capacidades de desarrollo, además de considerar la ampliación de acciones para mejorar la transparencia, la responsabilidad y la cohesión política y social.
¿Qué tipo de gestión pública se requiere para instrumentar los ODS?
Los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible , versan sobre las áreas generales de desarrollo: eliminación de la pobreza en todas sus formas, eliminar el hambre, mejorar la nutrición, dar los medios para una vida sana, educación de calidad, igualdad de género, garantizar el acceso. a los servicios de aprovisionamiento de agua y saneamiento, garantizar el acceso a los servicios energéticos, promover el crecimiento económico, la promoción de una industria sostenible, reducción de la desigualdad, ciudades resilientes, cambio en los modos de consumo, medidas urgentes contra el cambio climático, conservar de forma sostenible los océanos, las yeguas y los recursos marinos, preservar y restaurar los ecosistemas terrestres, promover sociedades pacíficas, con instituciones transparentes y abiertas, y fortalecer la cooperación mundial para el desarrollo.
Ante estas líneas generales, se debe pensar y articular la fusión de los ODS, en políticas integrales, que consideren esquemas de transversalidad como es la equidad de género; así como considerar que ningún meta se encuentra aislado, por el contrario, cuando pensamos en el gran reto que representa la lucha contra el cambio climático, también es prioritario considerar el manejo de variables ambientales, sociales y económicas. Varios gobiernos del mundo, como Alemania, Francia y México, han generado diversas acciones para avanzar en la transición energética, pero ¿qué es lo qué determina el relativo éxito de Alemania o Francia, en contraposición con las directivas emprendidas por el Gobierno Mexicano, marcadas? ¿Por una inestabilidad social?
¿Es posible vislumbrar y negociar las prioridades? ¿Cómo determinamos el desarrollo de escenarios de negociación política para el proceso de implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible? ¿Cómo instrumentalizamos las políticas necesarias? ¿Cómo reforzamos el diálogo con la sociedad civil?
Para que los ODS dirijan el desarrollo sostenible hacia la consecución de metas y realidades, es indudable que se requiere de una apropiación de éstas en la agenda pública nacional, visualizando los alcances de las agendas regionales y locales, y fortaleciendo las capacidades de gobierno necesarias.